San Fermin Ikastola se encuentra inmersa en un profundo Proceso de Tranformación Educativa, Gero bat Gugan_2030, que está llevando a cabo junto con otras 6 ikastolas.
Es innegable que soplan vientos de cambio y muchos agentes del sector educativo consideran que en esta década se darán las transformaciones más profundas en el mundo de la educación. De hecho, en los últimos años, se han llevado a cabo infinidad de iniciativas para dar pasos hacia adelante a nivel pedagógico, también en las ikastolas, en las que la actitud innovadora forma parte de su idiosincrasia. Estos pasos, además, han sido importantes y profundos, pero tal vez, ya va siendo hora de pasar de pensar en el CÓMO hacer las cosas, para empezar a pensar en el QUÉ queremos hacer. De hecho, hemos pasado el siglo XX pensando en metodologías, pero muchas veces sin cuestionar el propio modelo de escuela creado en el siglo XIX. Básicamente, se trata de llevar a cabo un profundo proceso transformador que responda a los retos que se nos plantearán en el mundo del futuro y, en ese proceso, trabajamos en estrecha colaboración junto con otras seis ikastolas (Axular Lizeoa, Anoeta, Arizmendi, Laskorain, Txantxiku y Orioko Ikastola).
Como punto de partida, realizamos un ejercicio tan sencillo como esclaredor: Pensemos en una alumna de 3 años que empieza el próximo curso en la ikastola. Para 2038 se marcharía de nuestro centro y, si todo va bien, entraría en 2042 en el mundo de los adultos y del trabajo profesional. Pues bien, esa es la primera pregunta que nos queremos hacer: ¿qué va a necesitar esa alumna para entonces? Lo que le ofrece el sistema educativo actual ¿será suficiente? ¿Le bastará con adquirir contenidos y destrezas en Matemáticas, Lenguas, Ciencias?
Saber exactamente cómo será el futuro no es fácil, nadie tiene una bola mágica, pero dadas las circunstancias actuales podemos nombrar algunas características previsibles que curiosamente apareceen repetidas una y otra vez en los talleres de trabajo que hemos llevado a cabo: nos dirigimos a un mundo incierto en el que la flexibilidad y la capacidad de adaptación serán imprescindibles para avanzar; un mundo diverso; también es previsible la importancia de desarrollar las capacidades de trabajo en equipo; y, sobre todo, tendremos que acostumbrarnos a caminar en la inseguridad, como muy bien nos ha demostrado la pandemia que acabamos de atravesar.
¿Es posible que, independientemente del año de nacimiento, surjan agrupaciones de otro tipo? ¿La organización de las materias y contenidos en función de nuestros horarios es adecuada? ¿Debemos seguir enseñando contenido compartimentado? ¿Hay que hacer siempre exámenes? Son preguntas que pueden servir de ejemplo para analizar muchas de las cuestiones que se pusieron en duda al inicio de este proceso.
Otra característica importante de este proyecto de transformación educativa es que contamos con la colaboración de Mondragon Unibertsitatea, que irá evaluando los impactos educativos que pretendemos causar en el alumnado con el fin de conseguir los objetivos que nos proponemos.
Es innegable que soplan vientos de cambio y muchos agentes del sector educativo consideran que en esta década se darán las transformaciones más profundas en el mundo de la educación.
Hemos pasado el siglo XX pensando en metodologías, pero muchas veces sin cuestionar el propio modelo de escuela creado en el siglo XIX. Ya es hora de empezar a pensar en qué ikastola queremos para el futuro.
Nos dirigimos a un mundo incierto en el que la flexibilidad y la capacidad de adaptación serán imprescindibles para avanzar; un mundo diverso; también es previsible la importancia de desarrollar las capacidades de trabajo en equipo; y, sobre todo, tendremos que acostumbrarnos a caminar en la inseguridad, como muy bien nos ha demostrado la pandemia que acabamos de atravesar.